miércoles, 13 de mayo de 2015

El Refugio del Espiritu.


Primer Piso

Solo entrando al museo se pueden apreciar sus reales proporciones: dos pisos (y un subterráneo) con variedad de salas de exposición, cuyo tema va cambiando al ir avanzando el año. Me sorprende la cantidad de turistas que deambulan por los pasillos del palacio, siguiendo a guías con amplios conocimientos no solo acerca de la técnica de las obras, sino del trasfondo contextual en que estas fueron producidas. 
    
La recepcionista me indica que debo retirar un ticket de entrada (totalmente gratuito) y me desea una divertida travesía. Antes de comenzar con mi encomienda, le pregunto inocentemente si se pueden tomar fotos de las obras: "solo dentro del hall, los salones de exposición están prohibidos". No puedo evitar sentir algo de lata al enterarme de esto (sentimiento que, posteriormente, afloraría al ver los trabajos que habitaban dentro de las exposiciones, y de los cuales solo podría guardar evidencia en mi mente).

Como ya he mencionado anteriormente, las exposiciones van variando con el paso del tiempo. El tipo de obras que presentan las diversas salas cuentan con variedad y frescura: no veras dos obras iguales...al menos yo no vi ninguna. Las salas son amplias e iluminadas, con espacio adecuado tanto para las pinturas, como para la gran cantidad de personas que transitan disfrutando de estas. Todas cuentan con un cuaderno de comentarios, donde los visitantes pueden dejar lo que "se les ocurra" por escrito...literalmente, algunos de estos vestigios podrían ser consideradas entre las obras de arte del museo.


Como detalle interesante, logre llegar a tiempo para presenciar una obra de títeres. Esta era pagada, pero agradable y de calidad. Otro ejemplo de las bondades que este establecimiento puede ofrecer a los visitantes, siempre que estén dispuestos a invertir un poco de efectivo en sus visitas. También había una tienda de recuerdos con uno que otro artilugio interesante.



Segundo Piso

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